El Departamento de nutrición, ejercicio y deporte de la Universidad de Copenhague
ha realizado un estudio para medir las consecuencias del hábito de
beber gaseosas —o bebidas azucaradas— diariamente. Durante dos semanas,
12 voluntarios ingirieron 225 gramos de azúcar diariamente, lo que
equivale a 5 latas de refresco gaseoso. Al término de la prueba, los
investigadores estudiaron su circulación sanguínea.
Los resultados mostraron que el bombeo de sangre a los pies disminuyó
en un 17% en comparación con los niveles anteriores a la prueba. Los
nutricionistas destacan que los órganos vitales, como el cerebro y el
corazón, son los primeros en sufrir un descenso acusado del flujo
sanguíneo.
Sin embargo, los expertos llaman a no excluir por completo el consumo
de azucares, sino a abstenerse del hábito de su consumo excesivo y
llevar una dieta variada y moderada.
"Medio litro de cola de vez en cuando no le
hará ningún daño, siempre y cuando coma saludablemente y tenga una
dieta variada", indica la profesora Ylva Hellsten, coautora del estudio,
citada por The Copenhagen Post.
Este sería un buen ejemplo del dicho "una vez al año, no hace daño".
Ciertas cantidades de glucosa son imprescindibles, ya que esta abastece
nuestro organismo de energía para su funcionamiento diario. Nuestro
cerebro y el sistema nervioso, por ejemplo, consumen como media hasta el
20% de toda la energía que gastamos en estado pasivo.
Además, nuestro organismo tiene la capacidad de restaurarse y
limpiarse por sí solo, siempre y cuando no lo sobrecarguemos más de lo
que pueda procesar. Para una persona adulta y saludable, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo diario de azúcar equivalente a unos 25 gramos (aproximadamente 6 cucharaditas de café).
La mayoría de productos que ingerimos diariamente probablemente ya
sumen esos 25 gramos de azúcar, por lo que su consumo 'extra' tendría
que estar totalmente excluido.