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martes, 13 de agosto de 2019

PSICOLOGÍA | El elogio como forma de manipular: 6 Razones para cuestionarse los halagos, por Leon F. Seltzer

¿ Es posible que la persona que te está halagando lo haga con algún motivo oculto ?
Siempre y cuando los elogios recibidos no suenen claramente falsos, seguramente te alegrarás de recibirlos. Ser reconocido por lo que haces (o por quién eres) simplemente sienta bien. Es maravillosamente reafirmante, y alentador. La mayoría de nosotros nos crecemos con los elogios y halagos, justamente porque nos levantan el ánimo, alegran nuestros corazones y disipan viejos temores y dudas sobre nosotros mismos.

Pero el elogio tiene también su lado oscuro. Muchas veces, más de lo que pensamos, puede constituir un tipo de soborno verbal que nos ofrecen a cambio de satisfacer los intereses de la persona que los brinda. Este artículo expone seis formas de ofrecer elogios con el objetivo oculto de conseguir tu favor o que des algo, algo que seguramente no estarías dispuesto a facilitar de otra manera.

Si eres una persona insegura, y por lo tanto necesitas cierta confirmación externa para sentirte valioso o bien contigo mismo, serás especialmente susceptible a este tipo de halagos, halagos ligados a condiciones ocultas, halagos que tienen un precio. Los falsos halagadores acechan a aquellos con baja autoestima, y parecieran tener un radar para detectarlos. Saben exactamente cómo aumentar tu autoestima (y reducir tu incertidumbre) a pesar de que, en definitiva, sus elogios están diseñados no para tu bienestar si no para el de ellos mismos.

Con esto no estoy sugeriendo que haya que dudar ante cualquier caso de reconocimiento positivo. Pero, en determinados momentos, sería sabio considerar la posibilidad de que la persona que te elogia podría estar intentando manipularte con el fin de obtener algo a cambio; que su halago podría ser en esencia una «trampa», que (sobre todo si sus halagos son exagerados) existe la posibilidad de que esté motivado por un objetivo oculto, que quiera aprovecharse de ti.

Pues bien, existen seis vías [aquellos lectores a los que se les ocurran más, pueden dejarnos un comentario] que los falsos halagadores pueden seguir para intentar «capturarte»:

1. Si se trata de personas inseguras, sus elogios calculados podrían constituir su manera de congraciar contigo – o de insertarse más fácilmente en un grupo del cual eres un miembro importante. Podrían abandonar deliberadamente su propio punto de vista, únicamente para ganar tu favor. Podrían afirmar, para reforzar (o «asegurar») su relación contigo, que tenéis idénticas posturas sobre algo o que te admiran mucho por lo listo, inteligente o elocuente que eres.

2. Si desean negociar algo contigo, podrían intentar «endulzarte» previamente, de esta manera estarás mas dispuesto a aceptar sus propuestas, a cerrar un negocio que seguramente los beneficiará más a ellos que a ti. Seduciéndote poco a poco, haciéndote sentir «especial» (ya sea logrando que te veas más inteligente, perceptivo, popular, admirable, etc. de lo que generalmente te ves), es fácil que te sientas en deuda con ellos. De esta forma, sin ser consciente de ello, uno puede estar más predispuesto a hacer concesiones, ceder o seguir sus sugerencias cuando te ofrecen algún tipo de «acuerdo mutuamente beneficioso».

3. De forma parecida a lo que ocurre en los otros casos, es posible que exista algo específico que te quieran pedir. Para mejorar sus posibilidades de conseguir lo que piden es posible que te colmen de elogios y adulaciones cuidadosamente calculados. Es posible que te sientas en deuda con ellos y, así, forzado a acceder a sus deseos. Por desgracia, cuando los elogios están cubriendo una necesidad psicológica personal, es muy fácil aprovecharse de alguien. En estos casos puede ser difícil comprender que los cumplidos quizás no sean tan auténticos como en un primer momento aparentan.

4. Si habéis tenido un desencuentro, especialmente si tiene que ver con un comportamiento malo o injusto previo, pueden intentar volver a ganarte con halagos. Si consiguen hacerte creer que tienes su apoyo, es posible que bajes la guardia ante ellos. Sus falsos cumplidos, abundantes y exagerados como puedan ser, incrementarán la probabilidad de que les perdones su conducta incorrecta y de que estés dispuesto a reanudar una relación que de otra manera se estaba perdiendo o incluso habías pensado en concluir definitivamente.

5. Si se trata de alguien inmoral o desvergonzado, casi hasta el punto de poder llamarle psicópata, es posible que te ofrezcan falsos halagos a cambio de tu confianza o de información personal o altamente privilegiada. Luego, una vez que consiguen esta información sensible, pasarán a usarla (de forma pasiva o pasivo-agresiva) contra ti. Traicionando tu confianza, aprovecharán la buena posición en la que, sin saberlo, les has puesto, para así poder alcanzar sus objetivos.

En el trabajo, por ejemplo, esta forma de actuar puede posibilitar que alguien te «robe» el ascenso, que tú, y no él, te merecías. También puede colocarte en una amplia variedad de desafortunadas situaciones. A través de los falsos elogios pueden ganar tu confianza y luego explotarla.

6. Mi última razón para mostrarse escéptico ante algunos elogios constituye más bien un añadido. Forma parte del condicionamiento o «programación» de los niños para que actúen de cierta forma. En este contexto los «cumplidos programados» pueden tener tanto el fin de preparar a un niño para actuar en sociedad, como de manipularlo para alcanzar los propios intereses. Aquí me refiero especialmente a los padres que halagan a los niños de forma selectiva con fines claramente egoístas. Muchos de estos padres halagan a sus niños no con el motivo de que se conviertan en personsas bondadosas o amables, sino para reforzar conductas que llevan a los hijos a comportarse de manera más dócil, maleable y cómoda.

Cuando las necesidades de su hijo se convierten en una molestia o un incoveniente para ellos pueden, con elogios altamente selectivos y manipulativos, conseguir de forma sistemática que el niño deje de compartir o afirmar sus ideas, sentimientos, necesidades o deseos. Indirectamente pueden hacer que el niño solo sienta que está siendo bueno cuando esta actuando conforme a las necesidades de sus padres. Obviamente, criar a un niño de esta manera merece ser considerado como abuso psicológico.



Resumiendo, más que tener que desconfiar indiscriminadamente de todos los cumplidos y halagos que recibimos, es importante tener en cuenta que los elogios pueden formar parte de un plan oculto. De esa manera seremos menos susceptibles de caer en este tipo de engaños.

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