AUDIOTECA EN LÍNEA

jueves, 14 de noviembre de 2019

¿A qué edad es verdaderamente maduro nuestro organismo?

Aunque en algunos países como España y muchos más la mayoría de edad “legal” son los 18 años, y en otros como EEUU son los 21 años (aunque en este último para beber, porque a los 16 ya se puede conducir… curioso), estaréis de acuerdo conmigo en que muchos individuos mayores de los 20 años no parecen haber madurado en ningún momento de su vida, pues se les puede ver actuando como adolescentes a veces. Así pues, eso de “mayoría de edad” es un término relativo, más administrativo y a nivel de papeleo que a nivel de nuestro cuerpo y, sobre todo, nuestro cerebro. ¿Por qué sucede esto? 
La respuesta la tenemos en un estudio realizado por George Patton, de la Universidad de Merbourne. Según este investigador británico, la madurez cerebral se alcanza totalmente a los 24 años, y no a los 18 ni a los 21 como indicarían las edades legales (ser mayor de edad implicaría ser más responsable, ¿no?).

Las consecuencias de esto, según el estudio publicado en la revista The Lancet, son bastante nefastas. Si lo pensamos bien, los adolescentes están sometidos a una excesiva publicidad (por televisión, internet o solo con salir a la calle), y si tenemos en cuenta que esa etapa de “adolescencia” no se acaba hasta los 24 años, son muy manejables, demasiado influenciables. Por eso, según los científicos responsables de este estudio, muchos individuos con 20 y pocos años, pero menos de 24, parecen no haberse dado cuenta de su mayoría de edad legal, y eso se nota en la cantidad de riesgos que asumen sin tener en cuenta las consecuencias. No tienen un cerebro totalmente preparado.
Por último, los autores de este estudio señalaron como importante la gran avalancha de publicidad de la que os hablado, la cual promociona estilos de vida poco saludables, sobre todo hoy en día con las nuevas tecnologías. Si lo pensamos detenidamente, se está disparando el “sexting” (intercambio de fotografías eróticas por el móvil), el acoso cibernético (gracias a las redes sociales y la falta de criterio de algunos en Internet), la adicción a internet, o casos de suicidio o autoagresión. Y no olvidemos el alcohol, que afecta en sobremanera a nuestro cerebro y puede llegar a modificarlo como han indicado recientes estudios de los que os hablaré próximamente. Según los expertos, toda esta influencia a nivel cerebral podría marcar el futuro de la siguiente generación adulta.
Debemos internar tener siempre cierto criterio para realizar nuestros actos, porque todo tiene sus consecuencias, y aunque la madurez es relativa y se alcanza antes en unos aspectos que en otros, o depende del ambiente en el que vive cada persona, hay cosas que son de simple sentido común.

viernes, 8 de noviembre de 2019

María Remedios Del Valle Rosas: La Madre "Negra" de la Patria | Por Juan O. Wayar

La Madre de la Patria Lucho en la Batalla de Salta

A esta Mujer muchos no la habrán escuchado nombrar jamás, menos en la Escuela, ni siquiera en los Libros de Historia.

Pero fue considerada por todos los Héroes de la Independencia como la Madre de la Patria. Fue la única mujer admitida por Belgrano en su ejército y hasta le había conferido el grado de Capitana por su arrojo y valor. Lo libros de Historia no la nombran quizás porque Mitre (quien ha escrito la Historia Argentina y en la que se baso casi todo lo que se enseño en las escuelas) no podía permitir que una mujer fuera madre y soldado, heroína y negra, benemérita y pobre, todo a la vez, y por eso no la sumo a la Historia Argentina.

Esta Mujer se llamaba María Remedios del Valle una AfroArgentina que desde el 6 de julio de 1810, cuando partió la primera expedición destinada al Alto Perú al mando de Ortiz de Ocampo, acompañó a su marido, a un hijo de la sangre y a otro adoptivo, del corazón, los tres muertos en esas acciones. La “parda” María, como se la menciona en algunos partes militares, combatió en Huaqui (julio de 1811), vivió las peripecias de esa trágica retirada del Alto Perú y luego el éxodo jujeño. Volvió a combatir en la victoria de Tucumán. El 23 de septiembre de 1812, en la víspera de la batalla, se presentó ante Belgrano y le suplicó que la dejara asistir a los heridos que se amontonaban en las primeras líneas. Belgrano se negó: el campo de batalla, no era cosa de mujeres. No tuvo en cuenta que el ansia de la libertad no sabe de géneros. Remedios del Valle actuó en la retaguardia desafiando las órdenes del general. Pronto se convirtió en leyenda entre la tropa, que comenzó a llamarla de boca del Gral Lamadrid, la Madre de la Patria. Belgrano terminó cediendo: fue la única mujer admitida en su milicia. También lucho en la Batalla Salta y en mérito a su valor, Belgrano la nombró Capitana. El historiador salteño Carlos Ibarguren, quien la rescató del olvido, contó que cuando alguien le preguntaba por las enormes cicatrices que llevaba en sus brazos, y ella respondía que había sido herida en la Guerra de la Independencia, la gente murmuraba por lo bajo: “pobrecita, está loca”.

La Capitanía supo defender la incipiente Nación y conocer las trágicas derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, donde nuevamente su valor se hizo presente, siempre con un grito de aliento, curando heridos, sacando fuerzas de donde ya no había. En esta última batalla fue tomada prisionera por los realistas de Pezuela, Ramírez y Tacón, que la condenaron a ser azotada públicamente a lo largo de nueve días. Pero María al final de ellos pudo fugarse de sus verdugos y reintegrarse a la lucha contra el enemigo operando como correo en el peligroso territorio ocupado por los invasores. Su expediente señala, entre otras cosas, que estuvo siete veces en capilla, o sea a punto de ser fusilada, y que a lo largo de su carrera militar recibió seis heridas graves de bala. No fue fácil que las autoridades de Buenos Aires le reconocieran el grado de Capitana, con el sueldo correspondiente, pero lo logró aunque luego de la independencia, como ocurrió con tantas otras y tantos otros patriotas, el Estado dejó de pagárselo.

Tan solo 12 años después de Nuestra Independencia, María ya deambulaba mendigando por la Plaza de la Victoria y las Iglesias del centro de Buenos Aires. Al verla, el general Juan José Viamonte, le preguntó su nombre.

María Remedios del Valle, respondió. Es ‘La Capitana’, la que nos acompañó al Alto Perú, es una heroína! Exclamó Viamonte. Condolido de su suerte le gestionó una pensión que no prosperó. El proyecto fue tratado en la Legislatura, pero algunos Diputados pidieron informes y alegaron que Buenos Aires no podía recompensar por servicios prestados a la Nación. Entonces Viamonte expresó: «Yo no hubiera tomado la palabra porque me cuesta mucho trabajo hablar, si no hubiese visto que se echan de menos documentos y datos. Yo conocí a esta mujer en el Alto Perú y la reconozco ahora aquí, cuando vive pidiendo limosna… Esta mujer es realmente una benemérita. Es bien digna de ser atendida porque presenta su cuerpo lleno de heridas de bala, y lleno también de las cicatrices por los azotes recibidos de los enemigos, y no se debe permitir que deba mendigar como lo hace».

El doctor Tomás de Anchorena, quien había sido secretario del general Belgrano en la campaña del Alto Perú, dijo: «Era la única persona de su sexo a quien el riguroso Belgrano permitía seguir la campaña del ejército, cuando eran tantas las que lo intentaban. Todos la elogiaban por su caridad, por los cuidados que prodigaba a los heridos y mutilados, y por su voluntad esforzada de atender a los que sufrían. Su misma humildad es lo que más la recomienda» Se acordó reconocerle un sueldo, crear una comisión que redactase y publicase su biografía y diseñase un monumento en gratitud a sus servicios. Nada de eso ocurrió. Tantos papeles, tantas palabras laudatorias se tradujeron en 30 míseros pesos mensuales. La “Madre de la Patria” se las tenía que arreglar con un peso por día en una ciudad bastante cara donde la carne costaba dos pesos la libra y la yerba 70 centavos.

Tiempo después Rosas la integró a la plana mayor inactiva (es decir, como retirada), con el grado de sargento mayor, por lo que decidió adoptar un nuevo nombre: Mercedes Rosas. Así figuró en la revista de grados militares hasta su muerte, en 1847 que la encontró Pobre y desahuciada por su Nación. Esta que había luchado desde los comienzos mismos forjando nuestra Patria y como heroicas medallas tan solo tuvo los látigos y las balas que grabaron su cuerpo, tan solo tuvo la fría caricia de la muerte como un bien y el olvido postrero de su Pueblo.

No hubo monumento ni biografía para María. Pasaron casi doscientos años y muy pocas cosas se hicieron en su memoria tan solo un calle y una escuela de Argentina llevan su Nombre. Hoy a días de la Batalla de Salta donde supo luchar la recuerdo y digo Viva la Madre de la Patria!!! Viva la Sangre de los Héroes olvidados, VIVA LA LIBERTAD !!!!

Extracto del Libro "Astillas Históricas de Salta", de Juan Oscar Wayar.