AUDIOTECA EN LÍNEA

miércoles, 15 de mayo de 2019

LA IZQUIERDA EN LA ENCRUCIJADA: EMPEZAR DE CERO O CONDENARSE A LA ETERNA INSIGNIFICANCIA | Por Gustavo Robles

Las ocho elecciones consecutivas que ha perdido el gobierno en diferentes provincias en este año, no hacen más que plasmar en las urnas el hartazgo de la mayoría de los habitantes del país respecto al gobierno de la Alianza Cambiemos (PRO-CC-UCR), encabezada por el corrupto lavador offshore Mauricio Macri, cuyo desbarranque es irremontable. Ya no sólo Macri es el repudiado por las mayorías populares, sino toda su banda: por el agujero negro que produjo con sus nefastas políticas arrastra a sus cómplices Vidal, Larreta, Peña, Carrió y cía.

Pero el desbarranque que evidencia la realidad no es sólo del oficialismo: si alguna vez –en sus comienzos- el FIT se constituyó en el centro de atención de toda la izquierda por un supuesto potencial aglutinador, está claro que ese armado entre cuatro paredes de tres direcciones partidarias está también en franca e irreversible decadencia. La propia dinámica del Frente, su autoproclamación y sectarismo sumados a un discurso apenas reformista y a una estrategia que gira en torno a lo electoral, ha generado que no sólo la mayoría de la militancia de la izquierda revolucionaria lo rechace o se distancie de manera creciente, sino que la clase trabajadora lo ignore o le sea esquiva en su inmensa mayoría.
Y eso que ha cosechado el FIT, le ocurre al resto de la izquierda, electoralista o no. La que centra sus políticas en lo electoral produce vergüenza ajena peleándose entre sí por el 2 ó el 3% de los votos y algún puestito en algún espacio legislativo. La que rechaza las urnas, muchas veces por “principios” que nada tienen que ver con el leninismo, dividida en incontables grupos y grupúsculos, también autoproclamada y sectaria, se constituye en factor de impedimento de la imprescindible construcción de la herramienta revolucionaria coherente, madura, potente, legitimada ante las masas.

Es indudable que hay que volver a empezar, es indudable que hay que comenzar a construir sobre tierra arrasada.

Algunos dirán que lo que se propone desde estas líneas es apresurado, dado que aún faltan concretarse procesos eleccionarios en varios distritos y, sobre todo, a nivel nacional. Creemos que no: el fracaso de la izquierda electoralista está en su concepción de origen, pues toda su política gira alrededor de las urnas cuando ninguna revolución se concretará por esa vía, a la que debe tomarse como meramente táctica. Además, esa estrategia obliga a aggiornar el discurso, pues lo que se buscan son votos, no concientizar contra el capitalismo y a favor del socialismo. Como si fuera poco, con esa política claudicante, logran el 2 ó el 3% de los votos posibles del padrón.

Hay que construir otra cosa

Si de verdad el objetivo de todo revolucionario es “hacer la Revolución”, entonces la obligación de todo revolucionario es crear la herramienta que pueda llevar a cabo tan faraónica tarea, que es la de guiar a la clase hacia la toma del poder, para lo cual debe legitimarse ante ella. Una herramienta semejante debe aglutinar a todos los que tienen ese objetivo. La realidad nos indica que los revolucionarios hoy y desde hace décadas venimos haciendo exactamente lo contrario, construyendo sellos, grupos y grupúsculos que compiten entre sí, al peor estilo de lo peor que produce la cultura burguesa. Y terminamos siendo marginales (no sólo del sistema, sino de la clase), insignificantes y funcionales al sistema de explotación. Para cambiar la historia debemos cambiar nosotros, y eso implica terminar con la autoproclamación, el sectarismo y la división permanentes. Implica debatir políticas sin creernos los dueños de la verdad, defendiendo lo que pensamos pero admitiendo que nuestros interlocutores tienen derecho a decir lo que piensan y pueden tener razón en lo que se discute. Implica ser tolerantes con quienes comparten nuestros mismos objetivos, aunque propongan caminos diferentes.

Por todo lo antedicho, creemos imprescindible autoconvocarnos todos los revolucionarios para construir, sino la herramienta necesaria, la perspectiva para poder hacerlo. No será fácil terminar con años de intolerancia y desconfianza. Pero es nuestra obligación llevarlo a cabo.
Para ello, proponemos algunos puntos que sirvan como disparadores:

- Reconocer el fracaso de todas las organizaciones revolucionarias para instalar la idea de la necesidad del cambio social de raíz en nuestra sociedad y particularmente en nuestra clase, a pesar de que las condiciones objetivas están dadas y hubo momentos de ruptura (como el 2001).
- Por lo tanto, es necesario darnos el imprescindible debate acerca de cómo continuar la lucha, entre todos los que tenemos como objetivo la Revolución, el Socialismo y finalmente el Comunismo.
- Nuestro enemigo es la burguesía y nunca un compañero de lucha que propone un camino diferente al nuestro.
- Acordar puntos a llevar a cabo en común, más allá de respetar las identidades de cada corriente y el derecho a desarrollar sus lineamientos fuera de los puntos de acuerdo. Uno que creemos fundamental es la Autodefensa y un Comando Único para las movilizaciones. También podría desarrollarse una Mesa de Coordinación que tenga atributos para comunicarle a la sociedad los análisis y resoluciones que allí se acuerden.

La historia de la humanidad nos enseña que ningún cambio revolucionario ha sido posible sin engendrar dentro del sistema que se quiere destruir y reemplazar, los atributos del nuevo Estado que se quiere implantar. Es hora de asumir esa tarea con coherencia e inteligencia, desandando décadas de dislates que sólo terminaron siendo funcionales a los intereses de los explotadores que decimos combatir.

miércoles, 1 de mayo de 2019

El olor del recién nacido provoca un efecto narcótico en el cerebro de las madres | Por María José Roldán

La naturaleza es sabia y sabe cómo conseguir el vínculo mágico entre madres e hijos

Si eres madre, ¿a qué olía tu bebé cuando era recién nacido? Es probable que nunca te cansases de olerle, tanto, que incluso te pareciera algo extraña tu actitud de olerle una y otra vez… En realidad, es algo muy normal en las madres porque el olor de sus hijos recién nacidos provoca en el cerebro un efecto narcótico, es decir, un efecto muy parecido al que producen las drogas. Y además, es adictivo. No existe ninguna madre en el mundo que se canse de oler a su bebé… porque huele de maravilla.

La madre se enamora del bebé

Es un acto instintivo que la madre sostenga a su bebé recién nacido y le dé un beso… y éste es el momento en que madre e hijo se vinculan para siempre gracias a la naturaleza. Esto ocurre porque tanto la madre como el bebé están cargados de hormonas para potenciar ese vínculo al máximo… de esta manera, la naturaleza se asegura de que la madre cuide de su cría y la supervivencia de la especie siga su curso.
Dicen que el parto es la única cita a ciegas en la que conocerás al amor de tu vida, y así es, efectivamente. Las madres se enamoran de sus hijos y las hormonas de la oxitocina tienen mucho que ver en esto. Además de esto, la naturaleza provoca que el bebé huela de manera que cuando la madre lo huela sienta calma, placer y felicidad por lo que no se cansará de hacerlo y cuidará de su bebé pase lo que pase.

Un estudio lo confirma

Para confirmar que esta teoría es cierta se hizo un estudio por la revista “Frontiers in Psychology”. En él se siguió a 30 mujeres. La mitad de ellas acababan de ser madres y la otra mitad no tenía hijos. Se les pidió que identificasen varios olores, y entre ellos había un pijama usado por un bebé. Las mujeres olían los objetos con los ojos tapados y los investigadores observaban qué ocurría en sus cerebros.
Las que acababan de ser madres identificaron rápidamente el olor a bebé y los niveles de dopamina en su cerebro aumentaron (la parte del cerebro que está asociada con la recompensa). Se activaban las mismas zonas del cerebro al oler el pijama del bebé que cuando olían comidas que les resultaban placenteras. La dopamina seguía apareciendo en escena… cuando se libera dopamina en el cerebro se disfruta de la sensación igual que cuando se usan drogas… aunque por supuesto, en el primer caso, es de manera natural y sin consecuencias graves para la salud.

Una unión para toda la vida

La naturaleza se encarga de que el bebé y la madre liberen hormonas suficientes para que desde el momento del parto la unión se cree. La hormona clave como hemos apuntado más arriba es la oxitocina que se conoce como la hormona del amor. Justo después de que la madre haya dado a luz su cuerpo experimenta una inundación de ésta hormona… tanto que llega a los niveles máximos, más de los que pueda alcanzar en cualquier otro momento de la vida.
Por lo tanto, es la oxitocina junto con la dopamina las encargadas de que todo marche bien en el vínculo entre la madre y el bebé y se genere fuerte e indestructible. La madre siempre estará al lado de su hijo para cuidarle y protegerle, porque su instinto de madre se acaba de crear y no se romperá con nada en la vida. Se ha convertido en madre y su hijo formará parte de su corazón mientras ella tenga un aliento de vida.